Si dios fuese drogadicto se llamaría William Seward Burroughs

a primera hora me he fumado los últimos restos del chino y durante un buen rato me he quedado absorto inerte dos inspiraciones por minuto mientras mi cuerpo absorbía la droga mientras la droga me absorbía en su abrazo letalmente conciliador pero el ciego se me ha pasado nunca dura y la consciencia se empeña en hacerme temblar de sudor frío me pongo un chándal una cazadora y me echo al bolsillo la cartera vacía de expectativas mi vida glosada en dos papeles y el hueco de la droga me cuelo en el metro e intento pedir limosna pero mi saliva es sólida terrosa y me impide hablar pensar con claridad me bajo en gran vía y camino arriba y abajo abajo y arriba cuando el mono me mima suelo caminar a un lado y a otro la droga dictando un errabundo deambular de pronto los intestinos despiertan con un grito agónico soltando mierda salida de no sé dónde porque no recuerdo cuándo comí por última vez así que me escabullo entre dos contenedores me agacho me bajo los pantalones y suelto un líquido verdoso que se supone que es mi mierda ya en pie sigo cagando por la boca en arcadas de desesperanza suspiros de bilis y coágulos y mocos ostia puta pero nadie me escucha los músculos se me agarran a los huesos en bocados exasperantes que me punzan el cuerpo con temblores asíncronos me agarro la polla cuando no te queda nada sólo te queda la polla y comienzo una lenta procesión el paseo del drogadicto sin ver sin oír sin hablar sólo un paso delante de otro y repetir hasta que chocas con alguien que cambia tu rumbo el estómago comienza a tomar consistencia y a alimentarse de mis desperdicios y de los demás órganos a comerme por dentro hasta convertirme en un estómago con patas y venas digiriendo mierda me paro a ver escaparates sin verlos sólo sentirme parado en medio del caminar drogado la gente pasa sin verme la droga te hace invisible camino parada pero el sudor y el temblor son muy acusados las ronchas empiezan a pedirme heroína y yo con estas venas sin dinero y sin ganas ni fuerzas para pedir o robar tengo que sentarme diviso un banco lecho de espinas me clavo con un ojo cerrado veo la tienda de libros mal género para vender la droga es autosuficiente omnisciente nadie adquiere cultura para vender droga pienso antes de cerrar el otro ojo que aun con todos esos libros en mi poder no sacaría ni para una puta bolsita una mancha un borrón se mueve ante lo que se suponen que son mis ojos me he debido de quedar frito mi cerebro maltrecho busca una neurona sana que esté dispuesta a enfocar parece una mujer una cara llena de arrugas que me dice algo abro y cierro los ojos con pereza que simula esfuerzo y enfermedad mi estómago escupe un oído tú eres Pedro el hijo de la Paqui la confusión me pone alerta y asoma el drogadicto depredador hace mucho tiempo que no veo a tu madre cómo está ella ella está bien yo soy el que ha empeorado de lo mío pero tú qué tenías no se lo había dicho no nunca me contó una palabra sería para no preocuparla la envuelvo en las mentiras que la sangre me dicta mi nombre es droga el suyo es dinero y qué es lo que te pasa tengo esa enfermedad que me estropea cada vez más me despierto en sitios a los que no recuerdo haber ido no puedo comer durante días y luego me muero de hambre y me salen ronchas le enseño alguna del brazo raquítico rico en azules y enfermedad ella calla y mira al suelo compungida lleva una bolsa de la tienda de libros y un bolso que mueve con dificultad lo imagino lleno de caballo luego deseo que sea dinero que la droga la pillaría llena de mierdas mi cuerpo huele a jaco futuro y posible despierta poco ya no sudo a poco y desde cuándo estás así llevo ya unos daños se me traba la lengua es una enfermedad muy rara pobrecico y lo que tiene que estar pasando la Paqui con lo que ella ha sufrido en la vida primero lo de su marido tu padre y ahora lo tuyo pero no quieres un café o un bocadillo me invento una fecha llevo tres días sin poder comer señora no sé si debo anda ya no me seas chiquillo no vas a pasar hambre estando aquí la Venancia me pongo de pie enfermo drogado henchido de posibilidades ella me aguanta el olor a mierda hace más creíble la mentira mi estómago segrega jugos que ya ni recuerdo y que me atacan y me encogen me pesan como una digestión camino apoyado en ella ella sigue hablando de mi madre y de lo putas que lo está pasando cuando llegamos a una cafetería me empuja al interior y me sienta cerca de la calle en un puto escaparate me duele todo pero sonrío mis labios saborean la droga y se estiran cortados perezosos de alegría ella sigue hablando tu madre y yo nos vinimos juntas a Madrid cuando nuestros maridos consiguieron trabajo fijo y luego nos fuimos distanciando yo tuve un hijo era tan guapo como tú pero un camión se lo llevó por delante y el andamio me dejó sin mi Pepe estoy sola y los días se me hacen años qué quieres tomar una cerveza dos cervezas y un bocadillo de jamón para él sí gracias la soledad te va matando en vida llega un momento en que sólo tienes a la televisión que casi nunca te dice lo que necesitas escuchar y una casa que te domina y tienes que salir sin tener a dónde ir y das vueltas por las tiendas y te gastas toda la pensión por eso acabas en las tiendas de todo a un euro porque allí el dinero te dura más gracias cuando ya no te queda nada que gastar me dice y no tienes para comer casi entonces piensas que tienes que recuperar el dinero que has ido perdiendo y te vas a las tragaperras y si aguantas el hambre y las varices puedes estar todo un día fuera sin pensar en tu soledad pero las venas se te hinchan y acabas teniéndote que sentar y la realidad te golpea la mujer sigue hablando con unos ojos que podrían ser míos de puro cansados yo sostengo el bocadillo en las manos y lo miro fijamente al final todo se reduce a esto no hay más le hinco el diente y me fabrico llagas en el paladar del tiempo que llevo sin comer la droga es ahora un mal recuerdo mi cuerpo va tomando consistencia y recuerda el sabor del jamón mis ojos se cierran y cuando se abren tengo otro vaso de cerveza delante de mí y la mujer sigue hablando le asoma un moco de la nariz comida y bebida hacen que mi cuerpo vuelva a rechinar de dolor y molestias me meo y me cago dos necesidades que desaparecen cuando sólo vives para la dosis pero ahora están ahí y me levanto digo voy al servicio señora guárdeme el bocadillo y olisqueo hasta encontrar el tigre me mojo la cara y agradezco la humedad limpia del agua intento ordenar mi pelo con los dedos para arreglar un poco mi aspecto pero la grasa no se deja dominar meo vuelvo a la mesa y la mujer se ha bebido mi cerveza y está casi borracha me cuenta cosas de su mala suerte de su hijo Alfonso me toca la cara sucia sigue diciendo se parecía tanto a ti así que ahora para combatir mi soledad leo vengo a la librería compro un libro al azar y me lo leo y si me ha gustado es mágico porque parece que ha estado ahí esperándome todo este tiempo oh qué tarde es me tengo que ir he quedado con una amiga camarero cóbrese mis ojos se clavan en los dos billetes de diez euros y en el de veinte con el que paga mi comida y su bebida cojo el bocadillo la acompaño señora por favor no te molestes no es molestia tienes dinero para volver a casa no no tengo nada toma y me da calderilla para el metro me voy a coger el autobús voy con usted la agarro del brazo que lleva el bolso y nos apoyamos mutuamente para conseguir un paso firme me dice cosas de mi madre en su juventud habla bajito y triste nos paramos en un paso de cebra y cuando el semáforo se pone verde la empujo agarro el bolso y salgo corriendo renqueante la bolsa con el libro se queda en el suelo pero es la carrera del drogadicto nadie te ve la oigo gritar y llorar a mi espalda mis costras me animan a seguir corriendo se me cae el bocadillo lo dejo atrás y acabo vomitando el jamón diez minutos más lejos recupero la respiración me siento en un portal y abro el bolso dentro hay dos fotos forradas en plástico de cocina una de un hombre vestido de domingo hace muchos años es una foto en blanco y negro y el hombre mira a la cámara con obediencia bovina la otra es en color de un joven vestido de militar con la misma cara que el padre eran todo lo que esa mujer tenía en la vida las aparto hasta encontrar el monedero lo abro y cojo los veinte euros y lo poco suelto que queda veo un carné de identidad y lo leo Venancia Sánchez Ruiz hija de Sinforoso y de Auxiliadora natural de Cáceres provincia de Cáceres nacida el veintiséis de marzo de mil novecientos treinta y siete lo meto en el bolso otra vez y lo dejo todo en el portal el dinero bien agarrado busco una boca de metro que me lleve hasta la dosis