Efluvio

Alguno encarnación del ónfalo,
al girar por los equinoccios
con nosotros, y reencontrarnos,
grises ya las muescas parietales
de tanto no despertar ni dormir,
ni entender en la luz ofuscada.

Efluvio todavía el síntoma
de la leche diluyéndose
por entre cuerpos sucedáneos,
y si bien reguero límpido,
inequívoco y palpitante
de la única que matriz,
alguno de nosotros ónfalo
en la espesura genética.

O encarnación de los vínculos
apagándose hacia el ocaso,
cuando ya grises las parietales,
y de cuerpo en cuerpo el novicio
sacudiéndose aquel efluvio.

Inencontrarnos todos, en fin,
en el sitio de la diáspora,
y aquél que más cerca, o que aún
cautivo en la matriz radiante,
ése llorar y oler el efluvio,
ése encarnación del ónfalo.


El otro

El otro llamar y llamarnos
desde su extraviada identidad
en los meandros de las calendas,
llamar y llamar agitando
una señal reconocible
entre las señales obnubiladas.

Él sus pasos de renegado,
o de nebuloso cándido
por el pubis de las vírgenes,
idéntico sólo a sí mismo
en la interminable travesía
con su pesada carga de niebla,
imbáculo por las espinas.

Hijo mío desenredado
de mis entrañas lóbregas,
tú mi unigénito nonato
ni fruto de mi amargo vientre ,
sólo por mí reconocible
empero entre los desheredados,

donde tuyos, amor, los gemidos
que en mi vientre de parturienta
negándose a abrirse a la luz,
donde tuya, amor, la cicatriz
que en la última despedida
antes de volver a las tinieblas…

(Pero por el pubis de las vírgenes
con su candor de nonato,
irreconociéndose a sí
en su identidad de niebla,
otro y el mismo y ninguno
perdiéndose entre las señales).


Pasarela

Temprano por las despedidas
la mano diciéndoles adiós
desde promontorios y páginas,
desde esquinas, lágrimas, retratos,
muriéndonos a cada paso.

Ella la rancia longevidad
contraída hacia pozos y sótanos,
más allá de lenguas e idiomas
su pasarela de símbolos
sobre islas y precipicios.

No la olvides ni la recuerdes
sentado frente a su lápida
en cualquier lugar y momento,
tú mismo existiendo y no siendo
entre las claves genéticas,

no le digas para siempre adiós,
ni regreses, ni reconozcas,
ni desciendas hasta sus huesos,
ni toques el polvo gentilicio.

Lo que hayamos sido pálpito
de largas sombras y espíritus
persiguiéndonos por los genes,
despertándonos a medianoche,
mirándonos conmovedoramente
desde retratos, fechas y espejos,

lo que hayamos sido rémora
de un niño azul acogiéndola,
llamándola desde nosotros.


* Nací el 2 de julio de 1949 en Valparaíso, cuyo mar y sus tempestades marcaron definitivamente mi persona y mi poesía. Estudié varias asignaturas humanísticas, y trabajé en tres universidades, tanto en historia como en historia del arte, al mismo tiempo que escribía poesía. De los poemarios publicados, sobresalen Jinetes Nocturnos, de 1974-75 ,Tus náufragos, Chile, de 1993, Capitanía del Viento , de 1994 , El Transeúnte de Barcelona , de 1997, Madre Oceánica, Valparaíso, de 1999 , Megalítica, de 2000, Ebriedad , de 2003, y la Antología Esencial.. http://ulisesvarsovia.tripod.com