Fundido

¿Qué he hecho yo para merecer esto?


Mis reservas

Con naturalidad, mis emociones

Mis descalabros


Tiro para adelante

con mis instintos

y el flujo de la vida

chorrea

pernicioso

creyendo merecerme.

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¿QUÉ HE HECHO YO PARA MERECER ESTO?, filme dirigido por Pedro Almodóvar.



“Una sombra en el jardín”


La otra solución: los arbolitos

en la superficie

de mi ahora extinta

ex-mujer


Confiar en esas almas

darse en cerebro

torna aborrecimiento

mi retraída carnadura


Confiar en la otra solución:

los pesticidas


Una soledad rastrera:

de parásitos


¿De contacto?:

sus lentes.

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“UNA SOMBRA EN EL JARDÍN” (o “Sombras en el jardín”), filme dirigido por Antonio Chavarrías.



Mar de luna


Siguiendo a las estrellas respondo

por la vida en estos escenarios

respondo

a las estrellas


Fe e ignorancia

equinos

tirando de una misma carreta

(cien ducados)


Respondo cabalmente por la vida

de quien persigo


Juntos otra vez

respondo por mis ensueños


Respondo rezando

por la peste


Respondo por la vida de estas fragancias:

esperma

fastuoso

o la helada


Respondo por la vida del aire

cuando me entibia


E inclusive sentenciado

respondo por la muerte


Y el mar.

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MAR DE LUNA, filme dirigido por Manolo Matji.



* Rolando Revagliatti nació el 14 de abril de 1945 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la Argentina. LIBROS PUBLICADOS en soporte papel (entre 1988 y 2009): Obras completas en verso hasta acá, De mi mayor estigma (si mal no me equivoco):, Trompifai, Fundido encadenado, Picado contrapicado, Tomavistas, Propaga, Ardua, Pictórica, Desecho e izquierdo, Sopita, Leo y escribo, Del franelero popular, Ripio, Corona de calor (poesía); Las piezas de un teatro (dramaturgia); Historietas del amor, Muestra en prosa (cuentos y relatos); El Revagliastés (antología poética personal), Revagliatti – Antología Poética (con selección y prólogo de Eduardo Dalter). Excepto Historietas del amor, cuentan con ediciones electrónicas, así como también sus dos poemarios inéditos en soporte papel: “Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo” e “Infamélica”, disponibles gratuitamente para su lectura o impresión en http://www.revagliatti.com.ar o http://www.revagliatti.net


Un largo viaje

Aunque ella sabe perfectamente que sólo les sobran dos boletos de autobús, dice convencida:


-Cariño mío: es necesario emprender un largo viaje, esta vez presiento que será una aventura fabulosa-. Acomoda la mochila que carga en sus hombros y bebe largamente de la botella de cerveza que lleva en las manos, la cual va quedando vacía. Son las cinco de la tarde de un sábado intensamente soleado en las inmediaciones del tianguis del Chopo de la Ciudad de México. Ella usa un entallado vestido blanco que destaca claramente su breve cintura.


-El problema es que hemos gastado todo- le responde él en tono enfadado, pensado en la factura del auto, la hipoteca de la casa y la inevitable deuda con el banco, al tiempo que bebe lo que resta de la cerveza, un dolor le toca en el estómago.


-No te preocupes amorcito, siempre habrá formas de divertirse y también de hacer algo de dinero- dice ella insinuante. Su sonrisa es un sol.


-¿Sí? Pues dime cómo- pregunta él desarmado de golpe de su enojo. En uno de los puestos de discos se escucha “Caminos del mal” de Carlos Santana.


Tú sólo observa- dice ella que se despoja de la mochila y súbitamente salta hasta colocarse a mitad de la calle para iniciar con cadencia y sensualidad un baile que atrae la atención de un público ávido de fuertes emociones. La mujer ejecuta, en perfecta armonía un baile poderosamente sensual (se oye de fondo “La Tierra de las mil danzas”, de Ted Nugent). Su cuerpo se arquea, se mece, se balacea de un lado a otro con perfecta sincronía. La calle se ilumina con su presencia.


El espectáculo llama poderosamente la atención de los paseantes (darketos, punketos, algunos emos) que se arremolinan formando una rueda. En el centro de la pista ella brinca exóticamente, alegre y feliz. Un borrachín se acerca tambaleante, y después de mantener por unos segundos el equilibrio, de manera inesperada baja un tirante del vestido de la mujer, por lo que un bello seno queda al desnudo. La gente aplaude. El espectáculo llega a su clímax cuando un chavo dark la toma por la cintura y le planta un largo beso en la boca. El público vuelve a aplaudir entusiasmado. Arroja monedas.


Él ha permanecido impávido, el rostro descompuesto, la furia contenida. Es entonces que los asistentes entienden que ella y el son acompañantes por lo que se dispersan.


- ¿Qué? ¿Te divertiste?- pregunta él, dando rienda suelta a su ira.


- ¡Uff! ¡Sí! ¡Estuvo padrísimo! Si vieras qué a gusto me sentí bailando con mis amigos- responde ella agitada pero feliz. Se inclina para recoger las monedas.


- ¡¿Tús amigos?!- exclama él, completamente furioso, manotea. ¡¿Pero si apenas los conoces?!


- ¡Ay, amorcito! Recuerda que el tiempo nunca condiciona una amistad. No me digas que estás celoso ¿Verdad que no lo estás? Se acerca a él. Lo mira a los ojos y lo desarma nuevamente.


- ¡Pues fíjate que sí, que sí lo estoy! ¿ A poco crees que es correcto que bailes de esa forma, así tan…tan provocativa?


- ¡Pero cariño! ¡Si yo te quiero mucho! No lo hice con la intención de molestarte. Yo te quiero mucho (lo abraza, se cuelga de su cuello, se separa, coloca la mano derecha de él sobre uno de sus senos). ¿Verdad que tú sabes que te quiero mucho?


Él siente la dureza de sus senos, moldeados en base a horas y horas en el gimnasio.


-¡Pues si me quieres tanto deberías limitar tus excentricidades?


-¿Cuáles excentricidades? Si el baile es una de las actividades más sanas y artísticas. A ver, quita ya esa cara de molestia-. Dice ella y acerca más su cuerpo al de él, lo abraza, lo besa en la boca, en el cuello.


-¿Verdad que ya no estás enojado?


-No…pues ya no…- responde él definitivamente anulado.


Luego de ese mínimo entendimiento ella dice preocupada:


-Ay amorcito, fíjate que ya no hay cerveza, pero no te preocupes, conozco una vinatería que está (busca con la mirada) aquí a la vuelta. ¿Qué dices? ¿Vas? Su sonrisa deja ver una dentadura blanquísima.


Él duda un poco antes de comprender que sería inútil negarse.


-Bueno, ahorita vengo- dice él y emprende una larga caminata en la búsqueda de una tienda que no está a la vuelta de la esquina, ni a la otra, sino hasta la siguiente colonia.


Cuando él regresa ella ya no está. Los tianguistas han comenzado a recoger sus puestos. El sol se ha transformado en una enorme bola roja.

Él la busca por todas partes sin éxito. Finalmente, después de mucho tiempo, un vendedor de periódicos explica, entre divertido y compasivo:


-¡Uyyy! Joven, recién se fue usted, la vimos subir a un auto último modelo. Pero no se preocupe (ríe) iba muy bien acompañada. Esas mujeres son peligrosas, la mayoría de las veces no regresan, pero ni buscarlas, ¿Verdad joven? Joven…joven…


Pero él ya no lo escucha. Por fin entiende que habrá que realizar un largo viaje y que el tiempo no condiciona una amistad.


* Es sociólogo y redactor. Egresado de la carrera de Sociología por parte de la UNAM. Ha colaborado en algunas revistas literarias como La Culebra, Re-Cuento y Letralia.

Actitud de los pájaros

Elegimos la dureza de los pájaros el primer día

Porque hubo un día en el que miramos al cielo por primera vez.

Aprendimos a disparar y a quedarnos en silencio durante la detonación.

Aprendimos el retroceso y el estallido

a mirarnos las palmas

los costados

el hambre.

Entendimos las lluvias torrenciales,

la muerte

de cerrar los ojos

un segundo más.

Volamos todos los discursos.

Toda la salud.

Nos hicimos pájaros

y traficantes.

Golpeamos el amor

en nuestros labios.

Todo lo sangramos

muy temprano.

Hicimos el amor y lo dejamos de pie

en las aceras

para que explotara y destruyese

todas las ciudades.

.

Al final, nadie podía soportar nuestra belleza

temían caer muertos, con el corazón roto

como un diamante.



* Ex-estudiante de Biología, estudiante de Filología Inglesa, actualmente cursando sus estudios en la UCL (Londres). Ha publicado diversos poemas y críticas en revistas como Sísifo y Revista de Letras. Sus principales intereses son la literatura en general, la crítica y la traducción en particular. Y odia hablar de ella en tercera persona.

Historia de almohada

Cadenas


Hambre de tu piel.

Sed de tu boca.

Esclava de tu cuerpo.



Dedos deslizándose


Testigo: el colchón.

Aromas de fruta mezclados.

El mundo en tu vientre.



No-amor


Sábanas húmedas.

Aliento cálido en mi nuca.

Mi corazón ausente.



Sin título


Vacío.

Cambio mi papel de buena de la película

por la de la malvada bruja de cuento.

Todo es vacío.

Manzanas envenenadas para los amantes,

algunos se atragantan con un gusanito

y otros se comen los pedazos sin cuestionar nada.

Demasiado vacío.

Un temblor recorre la piel áspera, colmada

de caricias de soledad: alguien tira la fruta roja.

Me desafía a la transformación de mi verdadero yo,

me insinúa que vuelva a ser triste princesa.

Tan vacío…

Y, como bruja que soy ahora, ignoro las intenciones

- sean buenas o malas: no sé si es cordero o lobo disfrazado -

y remato con un espectacular número de escapismo.


No encuentro placer en joderle a nadie

pero, en la moderna selva urbana de hipocresías,

carente de valores e ilusiones,

sólo te queda ser una astuta y cobarde bruja.



* Estudió Relaciones Laborales y es Licenciada en Humanidades por la Universidad de Córdoba. Ha trabajado como arqueóloga, profesora de clases particulares, joyera, informática, investigadora de libros antiguos, etc. Actualmente, estudia Master, es pluriempleada así como directora \ editora de Groenlandia, Revista de Literatura, Opinión y Arte en general. Ha publicado un poemario, titulado “Bocaditos de Realidad” (Groenlandia, 2008), y en breve publicará su primer libro de relatos, “Cuentos de la Carne”. Sus poemas y relatos han aparecido en diversos fanzines y revistas, impresas y digitales, de España e Hispanoamérica. Sus poemas han sido traducidos al inglés, al catalán y al italiano. En breve, aparecerá en tres antologías literarias, dos de poesía, y otra de narrativa.

Estampita mejicana con llorona

Por una de las calles laterales a la Plaza de San Jacinto de Ciudad de México, como parte de esa fauna de turistas que se desplazan a diario por las calles del D.F. Intentando congelar inútilmente los recuerdos con una cámara digital, entre el murmullo de la gente y la música proveniente de los restaurantes, escuché un leve quejido. Un breve sonido como oleaje que venía y callaba. Por la acera del frente, detrás de los autos estacionados, pasaba una señora bien entrada en años, con dos trenzas tejidas en su pelo encanecido y largo que le bajaban por la espalda. Escuché su llanto con mayor claridad a medida que se acercaba. Caminaba sola. Sus lamentos venían de una profundidad y un desgarramiento que sólo conoce el alma. Aún vestía de colores, como si el acontecimiento estuviese todavía latiendo en sus oídos. Había mucha gente al otro lado de la calle, pero nadie mas se percataba. Busqué hacia los lados para ver si alguien la seguía a la distancia y pude ver a la imagen de la muerte, vestida de traje naranja, adornada con flores de colores y sombrero, que mostraba su eterna sonrisa tras una ventana. Volví el rostro hacia el frente y ya la anciana había desaparecido entre una multitud cada vez más insensible al dolor ajeno. Al día siguiente me enteré que había muerto Roberto Cantoral, célebre compositor de algunos de los boleros más hermosos que jamás haya escuchado. Aún espero que el dolor de la anciana haya sido por uno de esos recuerdos románticos que la música siempre acompaña y no por esos terribles aconteceres que a diario nos acosan.



* Poeta y narrador venezolano (Barcelona, Anzoátegui, Venezuela, 1962). Ingeniero egresado de laUniversidad de Oriente (UDO), donde fundó el suplemento literario estudiantil El Mástil Roto (1986-1988). Dirigió por dos años (1997-1999) el suplemento cultural Fragua, del diario El Oriental, de Maturín (Monagas, Venezuela). Ha publicado los libros de poesía Sólo piel intensa (1990, Editorial La Espada Rota), Cotidianas (1992, Departamento de Tecnología Educativa UDO-Anzoátegui), De tanto andar en solitario (1999, Fumcultura) y Pentagrama (2003, Litolila), y el libro de cuentos La Billo’s no, compadre, y otros relatos(Trafford Publishing, 2009). Ha colaborado con diversas publicaciones periódicas, incluyendo la Revista Nacional de Cultura, y ha escrito para diversas exposiciones de artistas plásticos de Venezuela. Actualmente reside en los Estados Unidos.

El discurso de Onán

El cuerpo, en lances de amor, es parte indispensable del alma.


Epicuro


No puedo vivir sin ti, oh compañera. No puedo sostener solo mis insignias contra el viento.


Me duele, como una mala encía, todo el destino cuando me falta tu calor voluptuoso y envolvente, tu compañía de fragancia y deseo.


Porque me han puesto en mi cuerpo aquello que es para ti, aquello que te busca en la noche, oh mujer.


Cargo con la carga sola del órgano para ti que está en mí, el órgano que te busca anheloso como un brazo pequeño que quiere transfigurar tu cuerpo.


Sube una energía. Es una energía tremenda, obcecada, llena de furor que sube y se distribuye a través de todas mis venas.


Cuerpo mío, cuerpo mío afuera del mío, déjame colocar en ti esta energía que es tuya, pues tiene tu imagen.


Puerta blanda de mi destino, déjame entrar. Déjame entrar, umbral dulce de mi vida.


No me faltes ahora que la soledad es ancha como un desierto, abierta como una constelación baldía.


Mi sangre te reconoce, sabe dónde estás, dónde guardas la esencia anhelante de lo que busco.


Mi sangre, ciega y callada bajo mi piel para tantas cosas, para ti es vidente y lúcida, y conoce perfectamente tu nombre.


Tú te me acumulas con los días, vas sucediendo en los pisos del deseo, te agolpas cada día como una gana más honda y más alta.


Y llegado el momento estallas como una imagen cuyos fragmentos mis brazos procuran unir antes que se dispersen en la soledad del mundo.


Pero, dime, yo estoy solo en estos pensamientos? Son míos nada más?


Estos gestos silenciosos sólo ocurren en mis venas, en mis glándulas, en mis huesos, en mi frente, en mis ojos profundos?


No me olvides, que yo te necesito para ver dentro de mi propio ser, para encarnar lo que estoy destinado a ser desde los gérmenes.


A la derecha, volteando el rostro, te veo que pasas de pronto, como una sombra fascinante.


A la izquierda, volteando el rostro, te veo que sucedes de súbito, como un espectro dulce.


Delante y detrás te veo, volteando el cuerpo. Te veo en todos los puntos, girando con el alma en el poliedro del recuerdo.


No hay nada como verte. No hay nada como ponerte las yemas encima. No hay nada como abarcarte con la mano.


No hay nada como entrar en ti, lentamente, como quien silabea una lengua de frutas invisibles.


Aunque tú tienes una estirpe, cómo es que te me presentas sola sobre la tierra, sin orillas ni orígenes?


Y te me plantas delante, allegándote en la atmósfera que cimbra, como si vinieras del fondo de todo destinada en soledad hacia mi soledad.


Así, en la soledad, cargado de tu deseo, de cuya ausencia sufro, pido no pensar en nada, renuncio a todo, como un asceta.


Pero no puedo, tu cuerpo se me multiplica en los ángulos de todo, como una loca poceta o como un espejo frenético.


A ti, que te he amado largamente, que te he conformado en mis visiones, vuelvo siempre, vuelves, desde el difumino agresivo de la separación y la distancia.


Y tú lo sabes? Te enteras de esos regresos tuyos que son enteramente míos?


Sagrada es la mujer desnuda, bien tendida o en posiciones de fascinación dulce, cuyos fragmentos corporales distribuye algún geómetra divino.


Son trozos de constelaciones, firmamentos curvos que solicitan viaje, frondas insinuantes del árbol donde todo el saber comienza!


Tú, productivamente distribuida, que tienes tantos puntos hermosos donde carenar la nave, déjame que mi atributo te recorra y penetre.


Bajaré a descubrir con mis labios la totalidad secreta de tus mundos y te perseguiré los abismos musitando palabras terribles.


Quiero que tu piel oiga, a través de toda su extensión y sus íntimas bordaduras, el mensaje de mi corazón entregándose.


Tu ausencia duele, como un hueso quebrado. Duele, como una sangre quemada. Duele, como una vida rota por el vacío.


Tu ausencia me corta en dos, me separa de mí mismo, y me echo a andar con el cuerpo deshecho, comprimido, rebanado!


A veces, bajo los dictados del órgano, se dispara el recuerdo. A veces, bajo el imperio drástico del cuerpo, la sangre me pide serventía de mujer.


Arriba se van suscitando las visiones y una energía que sube desplaza todos los eslabones precedentes, y asienta con fuerza tu vapor desnudo.


Mujer, luna abierta, con sólo separar un poco tus muslos, se organiza el universo bajo nuevas leyes.


Tu poder de abertura es inmenso: todo lo convocas y resurreccionas, y la sangre apetece desembocar en ti, como en una patria.


Ven, y no me esperes. Acércate, sin separarme jamás. Búscame tú misma, con el mismo impulso con que yo te busco.


Ven, oh abeja participante y deseosa, con tus danzas de rotación y búsqueda.


Sea la refracción de los impulsos, la devolución de los desbordes, todos mis avances en tu avance.


Éste es el amor que va hacia el amor que viene, oh los dos amores del amor, sólo así, los dos hacia la unidad ardiente!


Amada mía, hecha de antiguas espumas, criatura loca del aire, sólo yo te veo en esta soledad de hoy, tan llena de recordada compañía.


Tu cuerpo no puede ser comparado: no bastan las geografías, los vegetales, los animales voluptuosos.


Habría que inventar una lengua nueva para el amor, el esperanto del perfume y el fuego!


El amor está evolucionando delicadamente. Se está adueñando de zonas nuevas, y se está abriendo dentro de la frente como una flor desconocida.



* Poeta, ensayista, editor y diseñador gráfico. Premio Nicolás Guillén, de México, en el 2004, y Premio Nicolás Guillén, de Cuba, en el 2005. Premio La Rosa Blanca 2005. Premio Samuel Feijóo de Poesía y Medio Ambiente 2007. Finalista en el Festival de Poesía de Medellín, Colombia, 2007. Finalista en el Festival de la Lira, en Cuenca, Ecuador, 2007. Ha ofrecido recitales y conferencias en universidades de México, Venezuela, Estados Unidos, Panamá y China. Máster en Cultura Latinoamericana. Profesor adjunto de la Universidad de La Habana. Versos suyos han sido traducidos al griego, al inglés y al chino. Ha impartido diplomados para la formación de escritores. Tiene un gran número de libros publicados. Trabaja como editor jefe de la revista cubana de poesía, AMNIOS.

Women having a pee

Voy a soltar cualquier barbaridad, es lo que mejor funciona conmigo. No tengo tiempo de reflexionar si además de escribir quiero vivir. Es como el sueño que arrancamos a la noche cuando nos viene un desmayo de día. Todo eso que no dio tiempo en medio de la excitación y de los cambios drásticos de rutina. Un amigo mío hizo la prisión, y me ha abierto los ojos. Por un pelo. Por un pelo te meten en el talego. Por un pelo te vuelves loco, como esos clientes que tuve que contaban cada uno su historia de pelos púbicos o de menstruos en el café de por la mañana. Eso les pasa por no desayunar en el bar. Y aún en algunos bares te encuentras esos aliños, si eres hombre sensible. Hay en ello para mí un vínculo social muy fuerte, cuando la magia negra interviene en la magia del artista. Estar sometido, por medio de la suciedad, al orden del cosmos, que significa orden y belleza en griego, y de donde viene cosmética. Una amiga me ha enseñado los pies con unos zapatos de mucho tacón de aguja, sofisticados y posiblemente muy caros, con una ropa en la que yo no sé distinguir la distinción segura. En todo caso alta costura por un pelo.


Esta amiga se cachondeaba mucho de mi uso de la terminología budista. Seguro que ha sido budista, siquiera sea en cabeza ajena. Y lo hizo delante de un colega al que van a editar. Parece ser que para pronunciar "la dharma" hace falta un poso especial en el estilo. Pero ella me palmeaba desde su taburete, París está sirviendo de algo. Se parten de risa conmigo, mis amigos. Apenas sé cuatro cosas de sus vidas. Que ella está marcada con metal candente en lo poco que he visto de su cuerpo, que él debe publicar con pseudónimo. Que me han contado todo y me lo callo. Que hay que evitar la ideología y que hay una moda del escritor delincuente. Una nueva edad de oro de venta en joyerías y en el contexto confidencial de la vanguardia. Aquí todos los que trato parecen conocer a fondo la vanguardia.


Tengo una pareja a la que adoro y que posa para mí como yo quiero. Tiene sus gustos, y es capaz de provocarme una depresión de varios meses si pinto mal. ¿Pero qué es pintar mal? Ustedes seguro que encontrarían estupendos esos cuadros descaminados, simplemente porque yo engatuso a la gente y les puedo hacer sentir el sabor de perderse. Porque cuando encuentro el público todo les interesa, porque hay mucho de fascinación en mi trato y en mi trabajo. Eso es bueno, llevo meses sin hacer óleo y sólo dibujando porque espero que alguien me compre el cuadro que provocó la crisis.


El cuadro de la meada o lluvia dorada tiene sus puntos buenos. Al amigo escritor le ha recordado no sé qué reminiscencia de la literatura católica homosexual. El fantasma es el mismo que en las versiones a tinta y a acrílico. Mi pareja que orina sobre mí.


Sí, es mi puesta en escena frontal del sexo femenino. La vulva en eclosión. La mujer que da. Sí, cualquier barbaridad es buena en pintura. Píntalo y serás feliz. Un chavalín colombiano me dijo que yo tenía que pensar en mi pareja para pintar, y representar en el cuadro todo lo que pudiera hacerme sentir culpable. Los colores están como nunca, un no sé qué bizantino, quizá el exceso o el lujo, ya que son colores al óleo muy caros y vistosos. El dibujo de las dos figuras es vigoroso, inconcluso en la figura masculina, emborronada de gris y azul, para contrastar con los tres tonos amarillos que fluyen sobre él. Varios cinabrios.


Es normal que ese cuadro agotase todo lo posible. Me salvó la Semana Santa, que pasé recogido y aislado, y que me preparó para la extrema actividad del dibujo todas las noches, y de los complejos dispositivos que eran tan nuevos para mí. Escribí mucho en francés en esa época, en carne viva, y conocí gente por internet. Empezó a importarme poco toda la historia del éxito y me solté. No era nada espabilado antes, me parecía que el éxito era como una condecoración que se espera desinteresadamente. O bien, si te pones, algo directamente innoble que yo debía evitar. Bueno, todo eso en lo gordo no ha cambiado, sigo siendo el mismo, pero desde Semana Santa me siento más suelto.


El que pierde la vergüenza debe esconderse y hablar en susurros. Mi amiga de antes ha sido internada en el hospital psiquiátrico y la de ahora está pálida de que vive de noche y no le da el sol. Mi pareja tiene los ojos azules, los labios siempre ligeramente entreabiertos y ofreciendo su helado de pulpa. Sus senos son perfectos desde el punto de vista actual, no caen, flotan en una juventud inmaculada y el topless les sienta bien. Pero lo que me excita poner en el cuadro es toda la carne prieta y torneada que va desde el plexo solar al ombligo y que se bifurca en la cintura para modelar por detrás un culo espléndido. ¿Me entusiasmo solo o están ustedes siguiéndome?


Mi pareja es una mujer discreta y perfeccionista que me ha ofrecido muchas comodidades a partir de muy poco, por su tenacidad. Su obra exige subir el tono de un disco de Mahler, o mejor de Bartok. No, de Mahler. Subirles el tono a los genios para poder negociar el futuro, el futuro del Arte. Conozco su obra escrita de oídos, porque me la han contado ella y la gente que conoce su trayectoria. Su obra fotográfica ha sido objeto de mi apreciación en la redacción de un inventario que es al mismo tiempo un poema inacabado. Se divide en capítulos que son cada plancha de contacto. Antes se podía consultar, pero lo han censurado, es largo de explicar, quizá lo ponga en el blog. Lo pongo en la rúbrica "cat people". Sí, por los gatos y por la película de Jacques Tourneur. Pero no he subido el tono ni de Mahler ni de Bartok, no me gusta hacer lo que escribo. Si no, lo más lógico siendo consecuente sería hacer cualquier barbaridad. Una catástrofe, como le decía ayer en la puerta a mi amiga de los tacones de aguja. Una gran carcajada masculina se oía detrás de la cortina de entrada. No era cuestión de pasar, yo me había programado. Siempre es el vértigo, y yo, en el fondo me digo ¿por qué no? Por qué no sentir el vértigo y luego enlazarme con mi pareja un rato, acariciar fuertemente sus pies por el talón, por la planta. Ella lee el español y le envío un saludo y un beso, para cuando se despierte por la mañana, o cuando tenga tiempo y ganas de leer lo que yo escribo. Je te remercie, petite. Je t'aime. Mi paloma, mi loba, mi gacela, aquí estaba yo mientras dormías, hablando de ti. ¿Te das cuenta? En público, porque soy artista. Como lo hizo ya Diógenes. Antes no estabas preparada para leerlo, este blog de contornos obscenos, a la manera de algunos surrealistas, no al menos de una forma tan explícita, y tan dejada al azar.


Debe ser la influencia de mis amigos y amigas, y de mis mecenas, todo mezclado con mi capacidad cínica para la metamorfosis. Me he pasado la vida volviéndome artista.


* Manuel es pintor y escritor granadino residente en París (Francia). Puedes descargar gratuitamente su novela Pleroma aquí.